Azaleas entre rocas

Un choque de trenes. ¿Qué trenes? Pues la moral cristiana (la que llevaron los misioneros ibéricos al Japón del siglo XVI) y una sociedad como la nipona de ciertas costumbres muy arraigadas (por ejemplo, la “sodomía”, como gustaban llamar esos misioneros a la práctica homosexual, el concubinato). Una y otra frente a frente, impactándose. La reciente película de “Silencio”, de Scorsese, aborda el mismo impacto desde una perspectiva general.
Yo lo enfocaré en “las azaleas entre rocas”, la hermosa metáfora, tomada de un verso de la antología “Kokinshu” (año 905), con que los japoneses del s. XVII señalaban la práctica del amor entre hombres. Esta práctica, tan natural e ingenua en el Japón de entonces como el brote de una flor pero estigmatizada por la linterna escrutadora del Occidente cristiano, produjo una espléndida literatura en el Japón de la era Muromachi y en la de Edo de la que es muestra sobresaliente “El gran espejo del amor entre hombres” (en Satori Ediciones) del incomparable Ihara Saikaku.

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Después, mucho después, cuando Japón asumió la moral cristiana como sello “civilizador” a finales del siglo XIX, la homosexualidad será tratada en literatura con la misma estrategia que en Occidente: señalar ocultando. Así en “Color prohibido” y “Confesiones de una máscara” (Alianza, Grupo Anaya) de Yukio Mishima; o en “Una flor” de la lesbiana Yuriko Miyamoto (de publicación inminente en español).
De esto hablaré en Sevilla este 16 de mayo, en una charla titulada: “Rechazo y fascinación: ‘azaleas entre rocas’ y moral cristiana”. La coorganizan, entre otras instituciones, la Universidad de Sevilla y Université de Montréal.
Amigos andaluces o que estéis cerca, os espero. Más información en: Programa Simposio Sevilla.

 

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