«El elogio de la sombra»

Cuando estamos bajo el sol del verano, inconscientemente buscamos la sombra. El sencillo placer de la sombra.
Para los japoneses la sombra es, además, fuente de belleza. Nos interesará, por tanto, beber de sus aguas a los que amamos el sentido estético de una cultura tan visual como la nipona. «La belleza no está en los objetos, sino en las sombras creadas por estos objetos, está en el claroscuro … Si no fuera por el efecto de las sombras, no habría belleza para nosotros japoneses». El truco del llamado misterio de Oriente, del que tanto cacarean los occidentales, está en buena medida «en la magia de las sombras», en la reposada calma de los espacios en penumbra, también en el inquietante combate entre leves tinieblas y mortecinas luces.

El rincón del tokonoma, la superficie rugosa de una pieza de cerámica, la opacidad de la laca, el rincón umbroso de un jardín, la sonrisa de una mujer del Japón premoderno con los dientes teñidos de negro… Estas reflexiones y citas son de «El elogio de la sombra», de J, Tanizaki (ya os dije que 2016 sería el año de Tanizaki vertido por fin desde el original), en versión de F.J. de Esteban, publicado por Satori Ediciones hace solo dos meses. Un libro delicioso sobre el sentido de lo bello del moderno esteta Tanizaki que estos días de verano os invito a leer a la sombra; o, para los lectores serios, en otoño, a la luz de una vela.
La diferencia entre un «manual» y un «breviario», siendo ambos libros siempre a la mano y de frecuente visita, está en que el segundo se lee con unción religiosa, con verdadera devoción. «El elogio de la sombra» se lee así. Un breviario de estética japonesa. Por fin, desde el japonés, en espléndida traducción. Felices sombras.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Angeles dice:

    Mil gracias Carlos, una vez más. Te haré caso y lo volveré a leer por 3@ vez en otoño a la luz de la vela.
    Precioso y preciso comentario tuyo sobre las penumbras.

    Un abrazo,

    Angeles

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